TRIVAL 1-0 ALCALÁ | Miguel Ángel y el muro

duelo de aspirantes en La Canaleja, en el que podía haber sido un partido decisivo de cara al tramo final de la temporada, y que deja a sus contendientes equilibrados en la tabla, pero con los de San José de Valderas por delante, al haberse impuesto en los dos partidos.

Un duelo que presentaba dos equipos que eran como el día y la noche, no solo por sus propuestas, sino por sus inercias. El Trival se presentaba al choque con tres derrotas consecutivas, sumergido en un mar de dudas. Por si parte, el Alcalá llegaba tras dos 3-0 consecutivos, que le habían aupado hasta el tercer puesto, creyendo más que nunca en su idea.

Para el partido ambos entrenadores tenían previstas novedades. Por bando tricolor, cinco de los titulares en el descalabro de Boetticher se quedaron fuera; mientras que por los complutenses de los dos últimos onces no repitieron Ponce y Malote por sanción. Lo que no variaron ninguno de los dos técnicos fueron sus esquemas de los últimos partidos (4-4-2 Galán y 4-3-3 Martín de San Pablo).

El choque comenzó con mucha intensidad por parte de los dos equipos. Sin guardarse nada, pero sin crear peligro por ninguno de los dos bandos. Saltaron mejor los alcorconeros, con una presión muy alta, que incomodaba a los rojillos. Pisando más el campo contrario los de Valderas, pero sin que ninguno de los dos cancerberos (los más veteranos del grupo con casi treinta y nueve primaveras ambos). A medida que iban pasando los minutos, la altísima presión local fue disminuyendo, pero sin que ninguno de los dos bajara un ápice la intensidad.

En la primera ocasión de peligro del encuentro, llegó el que acabaría siendo el único y decisivo tanto del partido (cabe recordar que los seis enfrentamientos entre ambos en La Canaleja han acabado 1-0 ó 0-1). Miguel Ángel, que en la mañana del domingo formó al frente del ataque junto a Santi, finalizó un contragolpe de una manera espléndida. El ex del San Agustín soltó un zapatazo desde unos treinta metros, clavando el esférico en la escuadra diestra de Juancho.

Tras el gol, los locales cambiaron el plan. De la fuente presión en bloque alto, pasaron a juntar las dos líneas de cuatro, sin meterse atrás, pero con la única y firme idea de no conceder nada al contrario. Y la jugada les salió bien a los de Galán, que tan solo vieron peligrar su portería en dos acciones consecutivas, a balón parado. Primero, en una falta directa botada por Shafa, en la que el meta metió la manopla junto al larguero. En el córner posterior, Navarro intentó el gol olímpico, repeliendo el cancerbero el balón, evitando el que habría sido el segundo golazo de la mañana, en apenas diez minutos.

Tras el paso por vestuarios, el desarrollo del partido varió ligeramente. El Alcalá adelantó líneas, posicionando la línea defensiva prácticamente a la altura del centro del campo, teniendo más el balón que en el primer tiempo. Todo ello, frente a un Trival muy compacto, con todas sus líneas muy juntas, evitando a toda costa el avance de los alcalaínos. También tirando de veteranía, rascando todos los segundos posibles al crono, sabiendo la trascendencia de su victoria.

Dado este desarrollo, el Alcalá solo fue capaz de crear peligro a balón parado. Cada vez que los pupilos de Jorge Martín de San Pablo trataban de rematar a portería, siempre aparecía el cuerpo de algún futbolista tricolor, para repeler el balón; lo que propició que dispusieran de infinidad de córners, los cuales no resultaron tan letales como otros días. El mayor peligro cervantino, llegaba de los lanzamientos directos de Navarro directamente desde la esquina; y en algún lanzamiento de falta. Al contragolpe, Shafa tuvo dos oportunidades desde el interior del área que acabó marrando. Enfrente, Juancho tan solo vio comprometida su portería en un mano a mano con Adnan al contragolpe, que acabó repeliendo el meta por bajo.

De este modo, los dos equipos rompieron sus dinámicas, quedándose a las puertas de un play off que este año parece tener más pretendientes que en los últimos años.