En el año de su 50 aniversario, el San Sebastián de los Reyes vive uno de sus momentos deportivos más dulces. El liderato en su grupo de Segunda B y su racha de una decena de partidos sin perder con la única derrota de la primera jornada ante el Navalcarnero, le colocan en una situación privilegiada para poder soñar con cotas mayores. La nueva Segunda Pro, o incluso la Segunda división, se han convertido en más que un deseo, casi un objetivo viendo la marcha del equipo iniciada ya la segunda vuelta del campeonato.
El año pasado a estas alturas, el equipo estaba casi desahuciado, cerrando la tabla y solo el Covid 19 le salvó entonces de un descenso a Tercera. En verano, la dirección deportiva pensó en Marcos Jiménez para dirigir un nuevo proyecto adaptado a las nuevas circunstancias y los cambios en el formato de competición. La apuesta no ha podido ser más acertada.
El entrenador, que dirgió dos campañas en Segunda B al Internacional, y al TriVal en su primera y única experiencia en la categoría de bronce, ha conseguido contagiar al vestuario su capacidad de trabajo y sus ideas tácticas. Y con unos métodos menos convencionales, pero que llevan su firma allá por donde pasa.
Su vena docente ha salido también en el vestuario del Sanse donde imparte “clases” de táctica de una forma particular, contando con la colaboración de sus protagonistas sobre el césped, los futbolistas.
“Les planteo una situación que puede darse durante el partido y tienen que resolverla, eso genera situaciones graciosas a veces”-confiesa Marcos, que cuenta alguna anécdota sobre jugadores que salen y mueven ya las fichas “como en el juego del trilero” antes de decirles nada. Esos métodos a la hora de explicar lo que quiere de cada jugador, facilita que ellos asimilen mejor los conceptos y su papel sobre el terreno de juego.
De momento, el equipo de Matapiñonera se mantiene en lo más alto y está a nueve partidos de hacer historia y meterse por primera vez en la lucha por el ascenso a Segunda división.