POBLENSE 1-1 ATLÉTICO B | El Atleti se deja dos puntos

No está siendo el año del Atlético B. Por h o por b, siempre acaba pagando la cuenta de la fiesta sin que le toque. Ante el Poblense despachó un partido más que decente durante casi 75 minutos, sin alharacas, sin purpurina (cierto) mas solvente, de juego aceptable y manejo del tiempo, la pelota y las sensaciones. En un cuarto de hora de balonazos a la olla se descompuso y acabó firmando un empate (de penalti inexistente) que no hace justicia al ancho del encuentro y que vuelve a denotar la maravillosa irracionalidad de este deporte en el que un suspiro cambia de signo un encuentro.

El Atleti salió, sin complejos, a llevar el mando del partido. Con Toni Moya y Calavera se hizo con la pelota para que el inicio se disputara lo más lejos posible de San Román. Daba la impresión que al Poblense el plan no le preocupaba mucho y se dejaba meter en su campo esperando que el espacio les permitiera aderezar alguna contra que sorprendiera. Al menos desde el inicio estaban las cosas claras. No obstante, la primera sorpresa nos la dio el entrenador local haciendo debutar a Pocoví en la portería mallorquina. Nadie mejor que él para tomar esa decisión. Sea como fuera la primera mitad fue de control colchonero, sin grandes ocasiones y con pocas perspectivas de abrir el marcador. Ese control permitió a San Román vivir una primera mitad relativamente plácida. Queda para la polémica un gol anulado al Poblense por fuera de juego, muy difícil de apreciar en directo porque lo que fuera lo fue por milímetros. Y aquí no hay VAR.

El caso es que el filial tenía la delantera y no se veía por detrás en el marcador lo que suponía un progreso sobre las últimas jornadas y más ante un rival que se siente más cómo esperando que llevando la iniciativa.

Nada más arrancar la segunda mitad, Giuliano (Simeone) aprovechaba una contra de libro y un pase magistral de Camello, para adelantar a los rojiblancos. El Atlético B tomaba la delantera en el marcador y al poco Camello tenía la sentencia pero Pocoví justifica el porqué su entrenador había apostado por él. Pese a esta ocasión marrada el encuentro se disputaba más en campo local. Quizá, solo quizá, entonces al Atleti le faltó algo para rematar el partido. Con un rival tocado no se atrevió a ir a por el segundo, seguramente confiando en que tarde o temprano los baleares se deshilacharían atrás y habría espacios para sentenciar a la contra.

Así fue. El técnico local se dio cuenta que perder no le servía para nada y quemó sus naves. Puso todo lo que tenía dejando defensa de tres y a base de pelotazos llevó a los madrileños a su área. Los rojiblancos no supieron defender esa situación, ni recuperar el control del juego, ni siquiera amenazar con una llegada que generara dudas. Acabaron defendiendo demasiado atrás quedando al albur de una jugada aislada porque el Poblense, animoso y generoso en el esfuerzo, tampoco generaba un futbol capaz de desequilibrar. Pero demasiado atrás, demasiado expuestos a un error puntual o un acierto rival aislado.

Y ocurrió que el Atleti es el Atleti y tiene que poner un punto distinto a los partidos. Antes de que Jaime empatara tras un penalti que no fue (ni remotamente), San Román había salvado los muebles con una parada a bocajarro a Ferrer. Sin una explicación clara a la situación el Poblense pasó a mandar en el partido y el filial a perseguir blaugranas. Así, de repente todo el orden y el dominio mudó de bando como si fuera un político español, dejando en el tramo final la engañosa impresión que el marcador era bueno para los atléticos. Ni era bueno, ni del todo justo; sin embargo, los partidos duran noventa minutos y ese axioma se cumplió.