PINTO 2-0 CARABANCHEL | Victoria balsámica

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abrán oído muchas veces a entrenadores de primera que este juego es una cuestión de detalles, que un error, una acción fortuita o una genialidad deciden un partido. Es verdad. Cuanto más bajamos de categoría, más cierto porque el margen de error humano se incrementa. El Cara había jugado una primera mitad muy ordenada, controlando el juego y sin apenas conceder ocasiones. Tenía, a priori, el reloj y el ansia local a favor para organizar una segunda parte favorable, pero dos fogonazos trastocaron un plan. Primero un gol a balón parado (eterna discusión de acierto ofensivo y fallo defensivo) y luego con una expulsión que no era necesaria en el devenir del juego. Todo ocurrió entre el minuto 51 y el 53 y con tan poco margen el Pinto ponía la directa hacia una victoria imprescindible.

El Cara, para bien o para mal, tiene un plan fuera de casa. Al menos este cronista entiende a qué juega. Orden defensivo que se convierte en defensa de cinco en cuanto el contrario toma la pelota. Mucha presión y cuando se roba buscar la contra. La teoría de este juego suele ser bastante más simple que el desarrollo porque hay factores y rivales que, obviamente, no se conforman con el plan. Así el Pinto aceptó los términos de inicio para tener el balón y empujar con más o menos heterodoxia al rival a su área, al lugar donde pasan cosas. Tardaron en pasar porque ninguno de los perdía el orden, ni se descontrolaba. Algún disparo lejano de los visitantes, alguna llegada con “mala idea” de los locales…, insuficiente para decantar de un lado u otro.

A base de diagonales y balones largos a los costados pareció encontrar el Cara una manera de llegar hasta Morales asumiendo, encima, poco riesgo defensivo. A los capitalinos les faltó precisión final para complicar la vida a los pinteños que tardaron en encontrar antídoto y cuando lo hallaron fue sobre la base de conservar la posesión. Tarea complicada en este categoría. Aunque la suma numérica diera al Cara como más llegador y Morales estuviera más entretenido tampoco se puede considerar que la primera mitad mereciera que el marcador se alterara.

Los detalles, recuerden, decidieron la segunda mitad. Una estrategia de los locales acabó con un buen centro de Sergi que Juanan cazó para mandar a las mallas. Un chispazo de calidad o un despiste defensivo,  desequilibraba un partido que estaba siendo más apretado que culote de un ciclista. El segundo detalle, también muy importante, fue que unos minutos después los visitantes se quedaban con uno menos por doble amarilla de Segura tras una entrada innecesaria en una zona no comprometida.

Lógicamente el Carabanchel acusó el doble golpe y pudo haberse ido a la lona de no mediar su portero que evitó que los pinteños ampliaran la renta en los minutos siguientes. En los mejores minutos de los locales les faltó precisión para cerrar el partido y evitar los agobios del final porque a la postre la ventaja mínima se compensa en cualquier accidente. Lo intentaron los visitantes con diez, empujaron en busca de un milagro aunque la fe mostrada no se acompañó con ocasiones que inquietaran seriamente a Morales. Esa dignidad llegó hasta que las prisas por empatar cedieron un espacio que Seo aprovechó para batir en el mano a mano a Adrián.