PARACUELLOS 2-2 RAYO B | El Paracuellos tira de fe y vuelve a empatar en el noventa

noventa minutos contra el Paracuellos Antamira son muy largos. Al Adarve ya se le fueron dos puntos en la jornada inaugural contra el filial del Rayo Majadahonda en el tramo final y, en esta segunda fecha, es el Rayo Vallecano “B” a quien se le escapa la victoria por el doblete de Luis Carlos. Los franjirrojos dominaban sobre el césped y en el electrónico dentro del último cuarto de hora de encuentro con los goles de Quivira y Echarri, pero un penalti indiscutible y una falta de contundencia defensiva castigaron a los de Dongil y premiaron la fe y el empuje de los locales.

Si los de Manu Alcázar acabaron el partido pisando el área adversaria, lo iniciaron del mismo modo, aunque sin transformar en remates sus aproximaciones, que se produjeron, sobre todo, por el lado izquierdo del ataque con un incisivo Fer Díaz, de lo más destacado en el Paracuellos. Eso sí, la primera situación de peligro la protagonizó el ’11’, pero a pase del ex rayista Álvaro Merencio, que actuó en el sector derecho, a pierna cambiada. Boigues apareció de manera providencial para bloquear el derechazo del extremo que militó el pasado curso en El Álamo.

Esa es la única oportunidad rescatable del cuadro paracuellense en un primer tiempo en el que el Rayo “B” fue, claramente, de menos a más. Quivira, tercer centrocampista cuando los vallecanos tenían la pelota y extremo izquierdo en caso contrario, avisó a Diego de sus intenciones en el minuto 15. El guardameta local, prácticamente desapercibido hasta el descanso, apagó un incendio que él mismo provocó al entregar el cuero a Marc Echarri. Pero el ariete, poco acostumbrado a perdonar y menos en ese tipo de lances, pareció confiarse y permitió la parada de un Diego Moreno que instantes después volvió a mostrarse poco seguro con el balón en los pies.

Echarri falló una clara y lo lógico es pensar que otra de ese calibre acabaría en el fondo de la red. Sin embargo, el ‘9’ franjirrojo también se equivoca, y lo hizo en una situación muy favorable. La pelota superó al central Luis Enrique por alto —no es fácil que eso ocurra— y quedó casi en el área pequeña en los dominios de Marc, que acomodó con el pecho e, incomprensiblemente, conectó un zurdazo que se fue desviado. Su reacción fue de incredulidad, de no explicarse cómo había marrado esa ocasión.

El Rayo, por caudal ofensivo y por lo claras de sus aproximaciones, estaba acumulando méritos para adelantarse en el marcador. Y ese 0-1 llegó al filo del descanso en un gran remate de Iván Quivira a pase de Cano. Todo comenzó en un contragolpe lanzado por Jorge, que salió desde atrás con poderío y que abrió a la derecha hacia Aguirre. El entretiempo se alcanzó con ventaja rayista, que pudo ser aún mayor si Echarri, a los escasos instantes de la reanudación, hubiese definido de mejor manera ante Diego, que atrapó con facilidad un derechazo muy mordido del punta.

Alcázar mandó a calentar en el descanso a dos futbolistas (Philip y Fer), pero no tocó ninguna pieza tras volver de vestuarios. Sí salió con mayor decisión a la segunda mitad el Paracuellos Antamira, cuyos disparos de Luis Carlos y de Expósito obligaron a intervenir a Roberto, que corrigió con la parada al lateral izquierdo el error cometido por Jesús Boigues en zona prohibida.

El segundo periodo deparó un mayor número de llegadas a las dos áreas, por la necesidad de los locales de buscar la portería rival y por encontrar los visitantes muchos espacios donde Cano, Echarri y Kevin Manzano, que entró por Quivira, podían castigar al filial del Rayo Majadahonda, que, con un Luis Carlos poco participativo al estar bien controlado por Jorge e Iker Recio, tuvo en Fer Díaz a su principal baluarte ofensivo. De hecho, un zurdazo potente junto al poste izquierdo de Roberto hizo que el ex del Atlético de Pinto se empleara a fondo.

El Paracuellos asumió sus riesgos y, en una jugada donde la zaga local prácticamente brilló por su ausencia, Marc Echarri empujó al fondo de la red con la testa un envío de Cano desde la derecha. El ‘9’, ahora sí, se encontraba en posición legal, porque minutos antes el asistente le invalidó el 0-2 por fuera de juego. El duelo parecía sentenciado, pero apareció Luis Carlos. Primero, para transformar una pena máxima cometida por Boigues sobre Fer Díaz después de que el espigado delantero ganase la pugna a Jorge. Y, rebasado el minuto noventa, para golpear con todas sus fuerzas con la derecha, batir a Roberto y aprovechar la poca agresividad defensiva generalizada de los vallecanos, que permitieron varios rechaces y prolongaciones en el borde del área sin ser capaces de sacudirse el peligro.

Todo ello pese a que Ángel Dongil colocó sobre el césped a su carta defensiva más corpulenta; es decir, Dani Rueda, con el objetivo de contrarrestar los centímetros y el juego directo de Luis Carlos y Pascu, que también tuvo su opción de anotar el 2-2. Como dispuso de ella, pero para el 1-3, un Marc Echarri que tratará de olvidar este encuentro lo más rápido posible. A pase de Kevin y en un contragolpe clamoroso donde solo Ruizma defendía en el Paracuellos, el ariete rayista, que pese a todo suma tres goles en dos jornadas, vio cómo el portero le negaba un nuevo doblete. Al final, se volvió a cumplir el dicho de que quien perdona, lo paga, y también se materializó un nuevo empate del filial del Majadahonda sobre la bocina, y no es casualidad, para alegría de titulares, suplentes, cuerpo técnico y jugadores en la grada, entre los que estaba Pitu, futbolista con ficha en el Paracuellos Antamira pero que va a contar para Antonio Iriondo.