INTERNACIONAL 1-0 RACING DE FERROL | Volver a empezar

Los menos jóvenes recordarán el título del injustamente tratado director del cine español José Luis Garci. Oscar a la mejor película extranjera en 1982 cuenta la historia de un exiliado que vuelve a España tras la democracia y ahí lo dejamos para animarles a volver a verla. Algo así es este Inter, vuelve a empezar, vuelve a tomar aire ahora que ya le han puesto medios a su «torturado» entrenador al que le ponen y quitan piezas sin una explicación deportiva racional. Pues Marcos consigue que su Inter vuelva a funcionar y ante el Ferrol pues fue una muestra más. Si alguien cree que exageramos que repase lo ocurrido por estas fechas el año pasado. Pero se trata de contar un partido.

La mayor parte de los partidos que nos esperan de aquí a final de año van a ser así. Ásperos, tortuosos, presididos por el sudor y el esfuerzo más que por la calidad. Es sencillo de explicar, es poco probable que haya equipos que no es estén jugando nada dado lo apretado de la clasificación. Inter y Racing miran más hacia abajo que hacia arriba, aunque parezca mentira por sus puestos en la tabla. Y como ellos dos tercios de los equipos del grupo. Las distancias son tan pequeñas que una mala racha te pone al borde del precipicio y una buena al borde de la gloria. Será muy divertido para los espectadores neutrales.

Para el Inter y el Racing el partido fue un ejercicio de superación. No atravesaban sus mejores rachas y encima ambos tienen la portería rival como enemigo a su juego. Es así, el Inter tenía un goleador y vienen los «grandes» y se lo llevan. El Ferrol lo está buscando. Entre tanto tienen que apelar al esfuerzo, a currar los partidos como si fueran el último e incluso, en este caso, a sobreponerse a una alineación de circunstancias como tuvo que presentar Marcos Jiménez con una defensa inédita (e inventada). Así que tendríamos que atender a los detalles.

Sobre todo cuando ves que la primera mitad es un toma y daca con especial empeño para que el rival no tenga opciones de jugar. Mucho pelotazo para evitar pérdidas, mucha segunda jugada, toneladas de esfuerzo defensivo y contadas pinceladas de calidad. Las dos principales de la primera mitad la pusieron los jugadores de banda izquierda de ambos. La de Marcos Álvarez acabó con un paradón de Felipe; la de Nouman, nada más salir, con un remate de Chevi a las mallas. La diferencia fue el acierto. En casi todo lo demás ambos estuvieron a la par. Bárbaro el despliegue físico de los dos, escasas las combinaciones ofensivas.

Acertó Chevi obligando a que los verdiblancos tuvieran que exponer su espalda y su capacidad para organizar. No se asentaron los gallegos en ese tramo porque su plan de pelotazos para Beltrán, con la defensa rival organizada, resultaban en su mayor parte pases largos para los centrales. Salvo aquella mano al poco de arrancar de Felipe poco más le exigieron al portero madrileño. Quede para el inventario la petición, en el descuento de un penalti por mano en el área interista, que no pareció voluntaria.

Le tocaba al Ferrol poner más de su parte ofensivamente en la segunda mitad. No se les puede reprochar el empeño a los gallegos, como tampoco dejar de reconocer que en contadas ocasiones fueron capaces de superar el entramado táctico dispuesto por Marcos Jiménez. Entramado que, además, no tuvo fisuras por lo que la segunda mitad fue otra muestra de trabajo, de esfuerzo casi siempre por evitar que el rival hiciera algo. Ese guión le venía bien al Inter que esperaba un descuido de la defensa contraria para sentenciar el encuentro. Aunque quien opciones fue el Ferrol, pero volvió a toparse con Felipe que salvó a su equipo con alguna parada colosal.

La consecuencia lógica de la falta de precisión visitante y la solvencia defensiva local fue una segunda mitad pastosa, de sudor y casi total ausencia de ocasiones de gol claras que movieran el marcador. Tampoco le sentó mal a un Inter que con estos tres puntos vuelve a mirar para arriba. Aunque no sea más que para coger tortícolis.