DEPORTIVO 3-0 INTERNACIONAL | Histórica mañana para olvidar

Marcado en rojo estaba este diecisiete de Abril en el Dux Internacional. El equipo infinito visitaba a todo un campeón de liga en su feudo. Un estadio que pareció imponerle a los de Alfredo Santaelena, a pesar de que las gradas presentaban un aspecto de vacío al no cubrirse ni un tercio del aforo (menos de diez mil espectadores).

Aun así, parece que el escenario y la situación superaron a los madrileños. Cuando quisieron despertar, los jugadores del DUX Internacional se vieron dos goles por debajo en el marcador. Dos goles además bastante evitables. Dos centros desde la banda (cada gol desde un costado) al área, de esos que normalmente acaban sin más. Bien porque botan y no llegan a ninguna parte; o bien porque lo despeja fácilmente la zaga. Esta vez no fue así, y primero Quiles, y más tarde Mario Soriano remataron a placer, sin quenada pudiera hacer Loïc por evitarlo.

Con ochenta minutos por delante, dos goles por debajo, poco más que evitar una goleada histórica es lo que podían hacer los jugadores madrileños, que en ningún momento estuvieron cómodos sobre el césped. El Deportivo no les dejaba tener el balón como habitualmente, y sin él los de Alfredo Santaelena sufren. Tanto, que Loïc salvó el tercero antes del descanso.

A pesar de que su equipo no reaccionaba, Alfredo Santaelena tardó en mover el banquillo en su regreso a Riazor. También es verdad que el Deportivo levantó el pie del acelerador. Tras el descanso, los blanquiazules parecieron conformarse con el resultado, aunque tuvieron opciones para aumentar la renta antes. Todo lo contrario que un DUX Internacional, que no inquietó Ian Mackay en todo el partido, salvo un par de disparos de Álvaro Martín.

El tercer tanto que cerró el marcador llegó a doce para el final. Tras un córner botado a la izquierda de Loïc, el balón fue hacia el segundo palo. Por allí bajó el balón un jugador local, cayéndole el balón suelto a Jaime, que según le vino remató a portería, entrando el balón tras tocar en la espalda de Montoro, que había quedado tendido sobre el césped tras la caída en el primer salto.