CARABANCHEL 1-0 EL ÁLAMO | “Cortés” y valiente

T

res puntos de oro son los que ha conseguido el cuadro blanquinegro en la jornada número veinte. Una victoria que, además, permite al Carabanchel escalar un puesto en la tabla y colocarse cuartos dentro del grupo 7B. No por ello ha sido un partido de oro: el Cara no ha tenido grandes ocasiones de gol e, incluso, ha sufrido en algunos tramos del encuentro.

Las cosas no empezaron bien para los locales, apenas se había alcanzado el primer cuarto cuando Jaime abandonaba el campo por lesión y llegaba el primer cambio en las filas carabancheleras. Además, al Carabanchel le costaba meterse en el área alameña, que -a medida que avanzaba el tiempo- le iba comiendo terreno al conjunto blanquinegro. En el minuto quince llegaba la primera estirada del portero local, que atajaba un peligroso balón. Las escasas, pero determinantes, intervenciones de Adrián frenaron al Álamo en el primer tiempo. En otros momentos, sería la puntería la que mermó a los visitantes; como en una jugada muy rápida que culminó con el remate de Raúl Juliá, pero que se marchó por alto.

El Cara buscó crear peligro a balón parado. La más clara saldría de un córner donde el cuero quedó muerto en el área y, pese a la doble intentona de Santa y Álex Muñoz, no vio portería. Viti probaría suerte con un lanzamiento minutos antes del descanso, pero tampoco este adelantó al combinado local.

La segunda parte se tornó algo insulsa. A falta de media hora para el final, ambos conjuntos eran incapaces de generar peligro. Si bien es cierto, el Cara apretó cuando el crono rondaba el minuto setenta. Primero, con un remate de Álex Muñoz después de un saque de esquina que se iba alto; más tarde, Viti botó una falta peligrosa que finalmente acabó en manos del portero. El Álamo estuvo cerquísima del 0-1 al aprovechar una salida de Adrián que dejó la portería vacía y, de no haber sido por un zaguero carabanchelero, hubiera perforado la red.

Pero el tiempo corría y la lata no se abría para ninguno de los dos. El colegiado añadió dos minutos de descuento y todo apuntaba a que el arreón final únicamente consistiría en aguantar las tablas y no conceder. Sin embargo, en el noventa y uno, una mano alameña en el área le caía como un regalo a los carabancheleros. Cortés, a sangre fría -conocedor de lo que la victoria suponía para su equipo- transformó la pena máxima y convirtió la Mina en una fiesta.