ZAMORA 0-3 SANSE | El Sanse se apunta los sueños

En el mar bravío que es esta nobel 1ª REF el Sanse seguramente aspiraba a sobrevivir, con agobios probablemente, pero a sobrevivir. Si alguien piensa o pensó en algo más que repase la nómina de tiburones y nos cuenta. Lo bueno es que en el seno sansero eran conscientes de eso de ahí que no se desatara el pánico cuando la fortuna fue esquiva y se mantuviera el plan de un entrenador que ha mostrado cualidades para retos más grandes. Ante el Zamora, agobiado por la tabla, los madrileños establecieron un guion de obra en la presión, en el sufrimiento, en el trabajo y con algunas gotas de calidad (por favor vean los tres goles candidatos todos a gol de la jornada) arrancaron una victoria que les puede convertir en tiburones. El próximo domingo con el Deportivo veremos pero por ahora ¿Quién nos prohíbe soñar?

Como era previsible los rojiblancos (formato Athletic) salieron a tener el mando del partido. Se juntó la necesidad de los locales y la confianza de los visitantes (de azul) en esperar un robo para explorar la velocidad en la contra. Los zamoranos tuvieron la primera en botas de Yanis que desaprovechó la jugada por exceso de confianza en su persona para la finalización cuando en el área esperaban dos compañeros mejor posicionados. Respondió Molina con un disparo desde la frontal abajo que obligó a mostrar su destreza a Villanueva con una parada muy meritoria. Tras los sustos el partido cayó en la atonía, quizá porque el Sanse quiso que aquello no se descontrolara para evitar sobresaltos. En el orden los “azules” parecían tener más papeletas, en el fuego cruzado Yanis generaba cierta zozobra.  De hecho tuvo suerte el visitante en que el colegiado no entendiera como “amonestable” una falta de Baro en la frontal que bien pudo ser la segunda amarilla cuando se vislumbraba el descanso. Los últimos cinco minutos de acto fueron un suplicio para la defensa sansera porque había perdido el pulso dejando que el Zamora hinchara el área madrileña de balones, afortunadamente sin consecuencias.

Los zamoranos arrancaron tras el asueto con brío. Bañuz tuvo que emplearse para mantener su portería incólume y veía demasiadas veces el balón rondando su área. Al Sanse le costaba siquiera pasar de medio campo para tomar oxigeno en la presión local. Pero ese era el camino porque si la pelota seguía en área sansera el riesgo de un acierto o un accidente era enorme. Le puso pausa y otra vez Molina vio como un disparo suyo no encontraba mallas sino madera. Convenía equiparar el duelo porque el Zamora llegaba y llegaba con frecuencia y peligro. En una de esas Bañuz sacó un remate a bocajarro de Herrera, sufría (como no) el Sanse para sostenerse en el partido y ganarse una oportunidad para la sorpresa.

Que llegó. Un mano a mano de Borja Martínez le facultó para dispara con pierna “menos buena” la derecha: unas veces se va a la grada, otras como fue el caso a la escuadra. Impresionante el golazo del carrilero zurdo. Pudieron los de Marcos resolver el encuentro con otro remate de Raúl al que puso respuesta brillante el meta local. El gol fue un “tortazo” para la moral de los rojiblancos que pasaron a sufrir la presión de un Sanse que entendió que tenía que rematar la faena para evitar cabos sueltos o una jugada aislada que limitara el botín. Lo curioso es que, cuando más falta hacía “cabeza fría” para finiquitar contras con ventaja, más se aturulló el Sanse queriendo resolver de un golpe. No seamos tiquismiquis, alejar el balón y acabar en área contraria también servía aunque no cerraba el partido y….

Hasta hubo un susto cuando el árbitro pitó penalti, en primera instancia, por una mano dentro del área de un delantero zamorano. Asesorado por sus asistentes pitó lo correcto y en la siguiente Javi Rueda puso punto final con un gol tras asistencia de lujo de Borja Sánchez. Para rematar el partido Dani Molina puso una obra de arte fustigando a un Zamora que no mereció, la verdad, tanto castigo.