SANSE 0-3 CELTA B | Un Sanse derrotado

el conjunto de Manolo Cano recibía al filial gallego tras haber dejado muy buenas sensaciones la semana pasada en Getafe. Y se vio un equipo más concentrado y sobre todo un equipo que jugaba y marcaba. Pero no es lo que se iba a ver con el paso de los minutos en Matapiñonera. Si es cierto que el equipo salió a por todas, pero un Celta B muy ordenado dificultaba que el conjunto madrileño terminase sus jugadas.

Habían pasado apenas cinco minuto,s cuando Joel cayó derribado en el área y el colegiado señalaba el punto de penalti sin dudarlo. Fer Ruiz, encargado del lanzamiento, engañó al portero ajustando el disparo al palo; falló lo que podía haber sido el primer tanto de la mañana .

Los gallegos que no tardaron en responder e hicieron el primero de la mañana tras una jugada donde Bermejo que se quedó solo ante Irureta, y  ex del Navalcarnero manaba el esférico al fondo de la red. El Sanse pudo empatar con un disparo de Fer Ruiz que Fran mandaba a córner; pero en una contra, Jacobo sacaba el rifle a pasear y con un disparo a la cruceta sin que Xabi pudiese hacer nada, ponía el 0-2 en el marcador.

El conjunto de Manolo Cano se iba al descanso con un marcador «abultado» pero no imposible de igualar o remontar. El técnico sansero hizo su primer cambio oficial, ya que antes de comenzar el encuentro Gullón tuvo que retirarse por molestias y entrar en el once titular Rentero. Éste mismo sería el primero en abandonar el campo para que Nacho Buil se encargase de manejar el medio campo.

A pesar de los intentos y de las ganas, nada le salía al Sanse; mientras que el Celta aprovechaba esos despistes psicológicos para hacerse dueño del encuentro. A los treinta minutos de juego, en un error defensivo Jacobo haría el 0-3.

Con el paso de los minutos, los madrileños jugaban un poco más. Por su parte, el Celta B replegó su juego, y aguantó más.  Parecía que el Sanse tenía más llegada con Ivan Bueno y las incorporaciones de Valverde, pero nada que pusiera en peligro la portería de Fran.

A pesar de que el encuentro ya estaba sentenciado, el ambiente y la tensión se podía respirar sobre el terreno de juego. La impotencia de que no salía nada, fue lo que le pasó factura a Gavilán, el cual se fue al vestuario antes de tiempo por roja directa, tras detener el ataque de un rival.

De este modo, el Sanse vio cortadas sus alas. Tras ganar en Getafe, las esperanzas de seguir en la misma línea se desvanecieron rápidamente. Ahora tocará viajar a Melilla, donde no tendrán un partido precisamente fácil, ante un equipo también muy necesitado.