LAS ROZAS 1-1 TRES CANTOS | El balón parado como gran protagonista

Navalcarbón afrontaba una nueva jornada liguera que se aplazó el pasado veintidós de diciembre, debido a la Covid-19. Ambos equipos llegaban con la misma dinámica, acumulaban tres partidos sin conocer la victoria.

La igualdad se iba a ver patente durante los primeros minutos del encuentro, ambos lo intentaban pero no lograban acertar en los metros decisivos, las imprecisiones eran una constante, al igual que las interrupciones.

El primer acercamiento de peligro iba a ser visitante, Barroso lo intentaba con un remate dentro del área que se estrellaba contra el palo izquierdo de Quesada.

Los locales iban a reaccionar a esta clara ocasión con un disparo manso de Pablo Rojo que atrapaba con facilidad Paredes. Tras estas ocasiones, el centro del campo volvía a reinar, los porteros eran meros espectadores de lo que sucedía en el terreno de juego.

Mediada la primera parte, los roceños iban a tener una clara oportunidad de adelantarse en el luminoso, pero el lanzamiento de falta de Tito se marchaba rozando el larguero visitante.

Cuando el horizonte del descanso se avecinaba, los tricantinos iban a tener la última ocasión de la primera parte, pero no estaban acertados y el cuero se marchaba alto de la portería defendida por Quesada.

Tras el paso por los vestuarios, el choque iba a tener más oportunidades de gol, David Flores iba a tener un claro acercamiento con un remate que despejaba con una gran estirada el meta Paredes, en el rechace el delantero roceño cabeceaba el balón, pero se marchaba rozando el larguero.

Los tricantinos iban a reaccionar con una doble ocasión, en la primera lo intentaba Miguel pero se encontraba con una gran estirada que mandaba el cuero a córner el portero local.

En dicho saque de esquina, Gonzalo aprovechaba un balón peinado en el primer palo para mandar el cuero al fondo de las mallas con un gran testarazo que batía al meta local.

Tras este gol, el juego se volvió bronco, las interrupciones se volvieron una constante, el juego no era fluido, el frío iba al compás del juego. Cuando el final del partido llegaba, el colegiado señalaba la pena máxima a favor de los locales.

Carbonell era el encargado de lanzar el penalti, pero Paredes le adivinaba el lanzamiento y evitaba encajar el gol, mandando el balón a córner. En dicho saque de esquina, Pérez mandaba el cuero al fondo de las mallas con un gran cabezazo y establecía la igualada en el luminoso.

En el tiempo de descuento ambos equipos iban a tener la oportunidad de llevarse los tres puntos. El autor del gol local mandaba el balón contra el palo.

Con el equipo roceño volcado en la meta tricantina, Álvaro Bravo lideraba una contra para sentenciar el choque, pero no lograba acertar en el último pase.