ALCALÁ 3-2 ADARVE | El Alcalá prescripta al Adarve con su propia medicina

trepidante partido para abrir la décimo segunda jornada en nuestra Tercera. Uno de los partidos de la temporada por la entidad de los dos contendientes, no defraudó, sobre todo con un final no apto para cardíacos. Esta vez, la llamada zona Cesarinni (esa que tanta gloria ha dado a los rojinegros, sin ir más lejos el pasado domingo), se le volvió en contra al Unión Adarve.

Desde el inicio se vio que iba a ser un partido de poder a poder. Sin complejos, y con la confianza que dan los resultados y el segundo puesto, Javi Vázquez apostó por el 3-3-3-1 con que el que viene formando esta temporada, a pesar del cambio de superficie y sobre todo, de las grandes dimensiones de El Val. Enfrente, Jorge Martín de San Pablo, poco amigo de los cambios en el once, no pudo repetir la alineación que le dio la victoria el domingo anterior en Carabanchel, pero solo introdujo los cambios obligados por lesión y sanción. En lo que si coincidieron ambos entrenadores fue en la rotación de sus hombres sobre el césped. En los locales, los jugadores del frente del ataque se iban intercambiando las posiciones; mientras que en los visitantes lo hacían en la línea de tres cuartos, y en menor medida en la segunda línea de tres por delante de la defensa.

Andaban los dos equipos tanteándose todavía, cuando los forasteros se adelantaron en el marcador. Miñambres subió la banda, y aprovechándose de un desajuste defensivo local, centró desde la izquierda hacia el pico del área grande contrario. Por allí apareció libre de marca Dani Cuevas, para adelantar a los suyos con un disparo cruzado al segundo palo. El cuero fue tan ajustado al poste, que hizo inútil la estirada de Aarón.

Con el marcador en contra, se esperaba una reacción en tromba de los locales. Y aunque los rojillos mejoraron en su ritmo de juego y circulación de balón, lo cierto es que la situación parecía controlada por el Unión Adarve. Los hombres de Javi Vázquez presionaban en bloque medio, y no permitían a los locales traspasar su línea defensiva. De este modo, los alcalaínos solo creaban peligro a balón parado, aunque sin que Carlos tuviera que intervenir.

Y con la pelota parada llegó el tanto el empate local, en la que ya es una jugada clásica en El Val. Navarro botó el córner a la izquierda del cancerbero con mucha rosca al primer palo. Por allí se elevó Dani Ponce, enviando el balón al fondo de la portería con la testa, de espaldas al marco.

El tanto del empate cervantino fue lo último a reseñar del primer tiempo; que dio paso a una segunda mitad trepidante. Tras el paso por vestuarios, los locales esta vez sí, salieron en tromba y decididos a llevarse el partido. Con más balón, y sobre todo jugando más en campo contrario, los hombres de Jorge Martín de San Pablo llevaron el peso del partido, pero les costaba finalizar las jugadas. Enfrente, el Adarve sabía sufrir, compitiendo al máximo como lleva siendo su seña de identidad la última década. Es más, y aunque los alcalaínos tuvieron varias opciones de gol, hasta la jugada del 2-1 la ocasión más clara del segundo tiempo fue para los lobos, en los pies de Dani Cuevas, que vio como esta vez Aarón le ganaba la batalla.

Y como no podía ser de otra manera, el Alcalá volvió a marcar a balón parado. El ejecutor de la estrategia volvió a ser Dani Navarro, esta vez botando una falta desde el perfil diestro. Con la rosca que caracteriza la mostoleño, centró al primer palo, por donde se elevó Gonzalo Rodríguez para adelantar a los suyos.

Por debajo en el marcador, y sin ya nada que perder, los lobos salieron de la cueva. Además, Javi Vázquez comenzó a mover fichas, y los del Barrio del Pilar ganaron muchos metros sobre el campo. También recuperaron balón, y liderados por Maganto, comenzaron a jugar en campo rival. Todo ello frente a un Alcalá que no se encontraba cómodo sin la pelota, lo que le hacía sufrir más de la cuenta. Maganto se convirtió en una pesadilla para los defensores complutenses, que vieron como el ex del Sanse rozó el gol hasta en tres ocasiones.

Al final fue tanto el cántaro a la fuente, que los adarvistas lograron equilibrar de nuevo el marcador. Faltaban nueve minutos para le final, cuando Quique Sánchez Flores cazó un rechace dentro del área, y cruzó el balón ante a Aarón.

El gol hizo dio un chute de moral importante a los jugadores visitantes, haciendo recordar al equipo que tocó la gloria, y haciendo creer en otra remontada en los últimos minutos marca de la casa, y que lograron sin ir más lejos el pasado domingo frente al Villaverde. Empezaba la llamada zona Cesarinni, y el Adarve iba crecido en un partido que se había vuelto loco. El balón iba de área a área con más prisa que precisión, y ahí es donde mejor se han desenvuelto siempre los lobos.

Los dos últimos minutos de los cuatro de añadido fueron completamente de locos, no apto para cardíacos. Comenzaron golpeando los forasteros, por mediación de Maganto (quien sino). Mano a mano con Aarón, el siete  vio como el joven cancerbero local le ganaba el mano a mano, repeliendo su disparo por bajo. El rechace le cayó de nuevo al propio Maganto, que con la portería desguarnecida al estar Aarón en el suelo, estrelló el balón en el palo. El juego continuó, y en la última jugada del mismo, anotaron los locales. Dani Ponce corrió la banda diestra, y cuando se vio encimado soltó un zapatazo que se estrelló en el larguero. Tras golpear en el travesaño, el balón cambió de trayectoria, cayéndole a Mario que percutía por la banda izquierda, batiendo por bajo con un disparo cruzado a Carlos, que no pudo repetir su hazaña del año anterior con el Vicálvaro, cuando en El Val detuvo un penalti en el minuto noventa y seis. El tanto hizo estallar de júbilo a toda la parroquia e integrantes locales. Todos los jugadores rojillos, incluyendo el portero y los jugadores del banquillo, corrieron hasta el fondo para celebrar el tanto de la victoria, puesto que aunque se llegó a sacar de centro, tras tocarse el balón desde el círculo central, se acabó el partido.