ALCALÁ 2-2 ALCORCÓN B | Los rojillos se apuntan a los partidos locos

tras una semana convulsa en el entorno rojillo, tras el partido del pasado domingo en Las Rozas, volvía el Alcalá al Municipal del Val con ganas de reivindicarse. Y sobre todo, en el césped, puesto que en la grada ya se encargó su afición con cánticos, pañuelos negros y una pancarta protestando contra el colectivo arbitral. Todo bajo la atenta mirada de Paco Díez, que presidió el partido.

Centrándonos en lo futbolístico, Alcalá y Alcorcón B nos dejaron un buen partido. Los dos equipos mostraron hechuras de lo que ahora mismo son, equipo de play off. Disputando una bonita pelea por el balón, queriéndolo jugarlo siempre los dos desde atrás, buscando con calma el gol. Esto derivó en que la posesión estuviese equilibrada, teniéndola algo más los alfareros, aunque sin que ninguno de los dos equipos sometiera al contrario. Sobre todo en la primera mitad, donde los de Capdevila si amarraron un poco más el balón, aunque para sorprender se vieran obligados a jugarla en largo. La fuerte presión de los complutenses en el primer tiempo obligaba al filial a saltarse la penúltima línea, para busca a los hombres de arriba ante el buen hacer local.

Curiosamente, a pesar de que los dos equipos querían ser protagonistas, solo eran capaces de crear peligro al contragolpe. Al no ser ninguno capaz de someter al rival a través del balón, encontraron al espacio su arma para llegar al área rival. Eso sí, sin mucha presencia en la misma, aunque sin ser un partido aburrido. De este modo, las tuvieron Dani Ponce (providencial Yuste al corte para despejar un balón que llevaba marchamo de gol) y Tanque para los cervantinos. Por parte alfarera, el peligro venía por parte de Porcel, y sobre todo de un Molina muy activo por su banda.

A falta de cuatro minutos para el descanso, se adelantó el Alcorcón B en el marcador. Un minuto fatídico para los del Henares, puesto que aparte de encajar el primer gol, vieron como en la jugada anterior se tenía que retirar lesionado precisamente un ex amarillo como Dani Ponce. Una vez reanudado el juego tras la sustitución, los forasteros cogieron a la contra a los cervantinos. Molina ganó la línea de fondo desde el perfil zurdo de su ataque, poniendo el balón hacia el primer palo. Por allí apareció César Gómez cual caza goles, introduciendo el balón tras un barullo entre el propio César, Aarón y algún defensor local.

Aunque el gol lógicamente fue un mazazo, no bajaron los brazos los de Jorge Martín de San Pablo, que pudieron anotar en el último minuto del tiempo reglamentario. Tras un servicio de De Pedro, Ángel remató desde la frontal, marchándose el balón a córner tras tocar el cancerbero Jagoba, pareciendo tocar el balón también el palo.

Tras el paso por vestuarios, se esperaba una salida en tromba de los rojillos, sin ya nada que perder. Sin embargo, el desarrollo del juego continuó de forma muy similar. El balón pasaba algo más por los pies de los jugadores del filial, que esta vez jugaban unos metros más adelante, al bajar el nivel de presión el Alcalá. Aún así, el duelo seguía equilibrado, desarrollándose el juego en el centro del campo, pero sin aburrir al personal.

Antes de cumplirse al hora de partido, el Alcorcón B aumentó su renta, con una jugada prácticamente calcada a la del primer gol, y con los mismos protagonistas. Molina cazó a los locales a la contra por su banda, poniendo el balón al primer palo, rematando esta vez limpiamente César Gómez, que ante Aarón mandó el balón al segundo palo.

Dos goles por debajo en el marcador, Jorge Martín de San Pablo se jugó el todo por el todo, retirando a Jose Ángel para cerrar con tan solo tres hombres atrás. El técnico toledano planteó un 3-5-2 muy ofensivo, con solo un pivote por delante de la defensa de tres, secundando a los dos hombres en punta por cuatro hombres. Una apuesta total por buscar la portería contraria, que al final le acabó dando sus frutos.

Y es que los rojillos, ganaron en presencia arriba. Arrebatándole esta vez el balón al Alcorcón B, que sin encerrarse atrás, pero jugando en su campo tratando más de frenar la ofensiva local que otra cosa. Además, los complutenses tuvieron la fortuna de recortar muy pronto distancias en el marcador, lo que les hizo creer más aún en su idea. Siete minutos después de encajar el segundo, Garci hizo el 1-2 con la testa tras una acción a balón parado.

El gol dio alas a Alcalá, que se veía capaz como la semana pesada de levantar dos goles en contra. Y lo consiguieron, por mediación del mismo futbolista que logró el 4-4 la semana anterior en Navalcarbón, de forma similar. Como ocurriera en Las Rozas, Ángel remató desde fuera del área, buscando ajustar el balón al palo. La diferencia con el gol de la semana anterior fue que esta vez, en lugar de colaborar el portero, el que le ayudó fue el palo, puesto que el balón fue tan ajustado al poste, que primero tocó en el mismo antes de entrar para hacer el 2-2.

Con un cuarto de hora por delante, el partido volvía a empezar. Sin embargo, las fuerzas ya no eran ni mucho menos las mismas (el derroche físico de ambos fue brutal). Y aunque no se puede decir que ni mucho menos se conformaran con el empate (el Alcalá siguió con su defensa de tres, aunque sin los dos laterales), al verse ambos que les costaba dar un paso al frente, se veía a los dos equipos que parecían jugar con el freno de mano. Territorialmente mandaban los cervantinos, que merodeaban más el área rival, aunque sin apenas generar peligro. Un par de centros y sobre todo una falta directa de Alonso, que detuvo sin problemas Jacoba. Por su parte, los alfareros no inquietaron a Aarón, finalizado así el choque un justo punto para cada equipo.